Lhasa
Lhasa, la capital de la Región Autónoma del Tíbet, se encuentra en el suroeste del altiplano tibetano, en la orilla norte del río Lhasa, un afluente del río Yarlung Tsangpo, con una altitud promedio de 3650 metros sobre el nivel del mar. Es una ciudad con una rica historia y cultura, y una de las ciudades más altas del mundo, conocida como la "Ciudad del Sol". Con una población de aproximadamente 900,000 habitantes y un área de más de 30,000 kilómetros cuadrados, Lhasa registró un Producto Interno Bruto (PIB) de 67.8 mil millones de yuanes en 2020. Es el centro político, económico, cultural y religioso del Tíbet, y gracias a su ubicación geográfica única y su fuerte atmósfera de budismo tibetano, se ha convertido en un lugar sagrado para muchos creyentes y viajeros. El monumento más famoso de Lhasa es el Palacio de Potala, que no solo es el lugar sagrado más importante del budismo tibetano Gelug, sino también el complejo de palacios más alto del mundo, incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
La cultura de Lhasa es extremadamente rica y distintiva, fusionando la fuerte tradición de la etnia tibetana, una larga herencia histórica y una profunda espiritualidad religiosa para formar un sistema cultural único. Lugares famosos como el Palacio de Potala, el Templo Jokhang, el Templo Ramoche y el Templo Sera se encuentran aquí, donde se veneran estatuas de Buda Shakyamuni y muchos otros objetos sagrados del budismo, incluida la estatua de Buda de 12 años de edad traída por la Princesa Wencheng. Con más de 1300 años de historia, Lhasa cuenta con numerosos tesoros culturales, como el Palacio de Potala, que es Patrimonio Mundial, y el Templo Jokhang, que es un importante sitio de protección de reliquias culturales a nivel nacional. Las prácticas religiosas y costumbres locales, como las vueltas de oración, las banderas de oración y las inclinaciones, están profundamente arraigadas en la vida de la población local, creando un fenómeno social y cultural único.
Los habitantes de Lhasa celebran varios festivales de acuerdo con el calendario tibetano, siendo el Año Nuevo Tibetano (Losar) uno de los más importantes, junto con el Festival Sho Dun (Festival del Sol), el Festival Wangguo y otros, que están llenos de coloridas actuaciones de danza, teatro y rituales de oración y ofrendas. La gastronomía de Lhasa tiene características locales distintivas, con el té de mantequilla, el tsampa y el chang como representantes típicos de la dieta diaria tibetana, mientras que también ha absorbido elementos culinarios de las regiones y etnias circundantes, formando una cultura gastronómica única de la meseta. La habilidad de pintar thangkas en la región de Lhasa es reconocida mundialmente, mientras que las artesanías como la fabricación de alfombras tibetanas, la orfebrería de oro, plata y bronce, y la impresión en bloques de madera están muy desarrolladas, mostrando la excepcional creatividad y gusto estético del pueblo tibetano.
La Calle Barkhor (también conocida como Calle Bakuo) no solo es la principal calle comercial del centro de Lhasa, sino también un lugar importante para la integración étnica y el intercambio cultural, donde se respira una fuerte atmósfera de vida y creencias religiosas. La diversidad cultural de Lhasa se refleja en muchos aspectos, como la religión, la historia, las costumbres populares, el arte, entre otros, formando un tesoro cultural tridimensional, vívido y lleno de misterio. Además, es un importante centro de transporte para viajar a otras atracciones famosas del Tíbet, como la región de Ngari, el Monte Everest y el Lago Namtso.
En resumen, Lhasa es una ciudad muy encantadora, con muchos lugares que vale la pena visitar, ya sea por su cultura, historia, paisajes naturales, actividades turísticas o compras. Si está interesado en la cultura e historia del Tíbet, entonces Lhasa es una excelente opción.