Templo del Buda de Jade
El Templo del Buda de Jade es un templo budista de Shanghai en China. El templo original fue construido en el año 1882 y contiene dos estatuas de Buda realizadas en jade, que había traído de Birmania un monje llamado Huigen. El templo fue destruido durante la revolución que derrocó a la dinastía Qing. Afortunadamente, las estatuas se salvaron y en 1928 se construyó un nuevo templo en el emplazamiento actual. Recibió el nombre de Templo del Buda de Jade.
Las dos preciosas estatuas budistas de jade no sólo son raras reliquias culturales, sino también obras de arte de porcelana. Tanto el Buda Sentado como el Buda Yacente están tallados con jade blanco entero. El jade blanco, brillante y cristalino, confiere a los Budas la belleza de la santidad y los hace más vívidos. El Buda Sentado mide 190 centímetros de alto y está incrustado de ágata y esmeralda, representando al Buda en el momento de su meditación e iluminación. El Buda Yacente mide 96 centímetros, está tumbado sobre el lado derecho con la mano derecha apoyando la cabeza y la izquierda sobre la pierna izquierda, esta forma se denomina "reposo afortunado". El rostro sedente muestra el apacible estado de ánimo de Sakyamuni cuando dejó este mundo. En el templo también hay otro Buda yacente de cuatro metros de largo, traído de Singapur por el décimo abad del templo en 1989. Además, hay muchas otras pinturas antiguas y escrituras budistas distribuidas por las distintas salas del templo.
Aunque la historia del Templo del Buda de Jade no es muy larga, su estilo arquitectónico clásico y antiguo lo hace único e inimitable en esta moderna ciudad. La Sala Devajara, la Sala Mahavira y la Torre del Buda de Jade conforman la estructura principal del templo, y a los lados se encuentran la Sala Kwan-yin Dian, la Sala Amitabha Dian, la Sala Zen Tang, el Comedor y la Sala del Buda Yacente. El Buda Sentado está en la Torre del Buda de Jade y los Budas Yacentes en la Sala del Buda Yacente. En la Torre del Buda de Jade se conservan más de 7.000 sutras Dazang, todas ellas reliquias de inestimable valor cultural.
Ya sea budista o no, el Templo del Buda de Jade es un buen lugar para visitar, su atmósfera pacífica y trascendental añade una especie de riqueza a nuestra ajetreada sociedad moderna.